O Prémio Nobel de
Economia de 2008 P. Krugman, escreveu no EL PAIS no dia 23de junho de 2015 sobre
o que acertou e equivocou na última década.
O que acertou:
(1) o aparecimento da bolha imobiliária;
(2) a inflação (ausência);
(3) juros bancários;
(4) austeridade (perniciosa);
(5) estímulos (insuficientes);
(6) desvalorização interna;
(7) Obamacare ( uma possibilidade);
O que se
equivocou:(1) o aparecimento da bolha imobiliária;
(2) a inflação (ausência);
(3) juros bancários;
(4) austeridade (perniciosa);
(5) estímulos (insuficientes);
(6) desvalorização interna;
(7) Obamacare ( uma possibilidade);
(3) a queda do euro;
(4) a liquidez nas dividas soberanas.
Passo a
transcrever, em pormenor e em espanhol, o que foi publicado:
Ese fue el principio. Desde entonces, ¿en qué he acertado y en qué me he equivocado?
Cosas en las que he acertado:
1. La burbuja inmobiliaria
Vale la pena recordar con qué insistencia se negó la burbuja, y cuánta de
esa negación fue política; me repitieron un montón de veces que yo solo decía
que había una burbuja porque odiaba a Bush.
3. Los tipos de interés
En estas condiciones no hay efecto desplazamiento (crowding out). Lo
dije enérgicamente desde el principio, y sobre este tema hubo mucho titubeo
entre los demócratas, demasiados de los cuales se tragaron el cuento acerca de
los peligros del déficit, incluso en una economía deprimida.
4. La austeridad es perjudicial
Un montón de gente que debería haber tenido mejor criterio se creyó la
ilusión del hada de la confianza, o al menos aceptó la idea de que los multiplicadores fiscales eran
bastante bajos. Yo dije que en la coyuntura actual los multiplicadores serían
altos. La investigación se ha puesto al día con este punto de vista y lo ha
corroborado.
5. Estímulo insuficiente
Avisé enseguida y repetidamente de que la Ley de Recuperación y Reinversión de Estados
Unidos de 2009 se quedaba muy corta, y de que esa insuficiencia tendría
consecuencias duraderas. Por desgracia, tenía razón.
6. La devaluación interna es
despreciable, tosca y larga
Desde el primer momento sostuve que ajustar los precios relativos dentro de
la eurozona sería extremadamente difícil, y que nadie tiene la clase de
flexibilidad de precios y salarios que permita que la “devaluación interna” se
desarrolle sin sobresaltos. Y que a los países que podían llevar a cabo
devaluaciones monetarias, como Islandia, les sería todo mucho más fácil.
7. Obamacare es factible
Es un tema diferente, pero en mi libro de 2007 Conscience of a Liberal
[La conciencia de un liberal], defendí, sin originalidad, que un sistema
sanitario de mandatos, regulación y subsidios al estilo de la Ley de Atención
Sanitaria Asequible, aunque no se pudiese construir de la nada, funcionaría en
Estados Unidos. (Yo quería una opción pública, pero esa es otra historia).
Cosas en las que me he equivocado:
1. La magnitud del desastre
Vi una burbuja inmobiliaria, sabía que las consecuencias serían malas, pero
no tenía ni idea de lo malas que serían. Ignoraba el incremento de las
operaciones bancarias en la sombra y no tuve en cuenta la deuda de los hogares
o los desequilibrios dentro de la eurozona.
2. La deflación
Pensé que la deflación al estilo japonés era un riesgo inminente en todas
las economías deprimidas. En cambio, ha habido una inflación notablemente
persistente, baja pero positiva.
3. La caída del euro
Creo que, en su mayor parte, mi análisis de la economía de la eurozona y de
sus problemas fue bastante bueno (no obstante, ver más abajo). Sin embargo, sobreestimé en mucho el riesgo de ruptura porque entendí mal la economía política: no caí en
la cuenta de lo dispuestas que estarían las élites europeas a imponer un
sufrimiento generalizado en nombre de la permanencia en la unión monetaria. En
relación con lo anterior, tampoco me di cuenta de lo fácil que sería manipular
una modesta mejora económica y convertirla en un éxito, incluso después de años
de horror.4. Los efectos de la liquidez en la deuda soberana
Por último, siento decir que pasé totalmente por alto la importancia de la liquidez y de la escasez de efectivo para dirigir los precios de los bonos en la eurozona. Hasta que el economista Paul DeGrauwe no intervino, no fui consciente de la enorme diferencia que supondría para Europa que el Banco Central Europeo cumpliese su función de prestamista de último recurso. De hecho, si el euro sobrevive, se debería atribuir a a DeGrauwe –y a ese tal Mario Draghi, que ha puesto en práctica sus ideas como presidente del Banco Central Europeo–gran parte del mérito.
Probablemente me haya dejado algunas cosas, aunque pienso que es interesante cuántos de mis detractores sienten la necesidad de atacar mi historial inventando pronósticos y afirmaciones que nunca he hecho. Aunque no cabe duda de que he cometido errores, creo que, en general, he acertado, sobre todo porque nunca he dejado que las preocupaciones de moda me aparten de la macroeconomía básica y he intentado en todo momento aplicar las lecciones de la historia.
(Paul Krugman es profesor de Economía en la
Universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía de 2008.© 2015 The New York
Times. Traducción de News Clips)
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